La tangarana es un árbol que puede alcanzar una altura de hasta 25 metros y un diámetro de 40 centímetros. En la época de la floración, en el mes de Mayo, unos ramilletes de color granate cubren toda la planta, siendo identificada a varios cientos de metros de distancia. Es un árbol típico de la selva amazónica y crece a las orillas de los ríos así como en las colinas.
El interior de la madera esta interconectada de una red de galerías que recorre la planta desde las raíces hasta las ramas mas alejadas.
En estas galerías habitan unas hormigas rojo anaranjadas, que llevan el mismo nombre, caracterizadas por su picadura ponzoñosa. Cualquier ser viviente expuesto a la picadura de cientos, por no decir miles de estos insectos puede sufrir la muerte en menos de veinticuatro horas. La simbiosis entre el árbol y las hormigas se da a la perfección en este caso, el árbol le ofrece su interior como refugio y sus semillas como cuna y alimento durante la metamorfosis de la larva que se convertirá en hormiga y ellas a cambio, contribuyen a la polinización y lo defienden de cualquier depredador con sus mortales picaduras .
Los curanderos de la selva usan diversas partes de la planta con fines medicinales: Las hojas machacadas o sancochadas para aliviar las quemaduras, la corteza para curar la malaria y las diarreas.