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Es media noche en la jungla, el plenilunio alumbra, huyen las sombras a esconderse debajo de los árboles, duerme la calma al abrigo de las hamacas debajo de los tambos. Las trochas son tímidos túneles de claridad que se internan en el bosque. La luna peina sus cabellos plateados en serpenteantes espejos. Croan las ranas, ruge el otorongo, suenan los grillos la sinfonía tropical. De vez en cuando el búho recuerda a los demás que la noche le pertenece. Los murciélagos orientan sus radares en busca de víctimas.
En el tambo la "Runa Mula" está a punto de sufrir su metamorfosis. Es una hermosa mujer que esta pensando en la última de sus aventuras amorosas con el cura del pueblo, cuando se queda profundamente dormida. La oscuridad acaricia sus sensuales labios, voluptuosos senos y tórridas caderas. Ese cuerpo sensual es el objeto del deseo del cura, del compadre y de cualquier macho que haya tenido ocasión de admirarla. Paulatinamente el cuerpo de la mujer va adquiriendo nuevas formas, unas ancas de cuadrúpedo en lugar de caderas, patas de mula en lugar de piernas y brazos, conservando su lugar y formas los labios, senos y genitales. Escapa del tambo y relincha a la luna.
En apurado trote se dirige a la iglesia del poblado, cuando llega relincha, una vez más, a las puertas. El cura que la esta esperando, al verla, adquiere la forma de un diabólico jinete que salta a sus grupas y la cabalga a pelo. El jinete mientras expulsa fuego por la boca azota con una rienda las voluptuosas ancas y espolea con desden los ijares haciéndola galopar por trochas, caminos, puertos y carreteras de la jungla.
Al paso de la "Runa Mula" y su singular jinete, todos huyen y se refugian en el silencio de las sombras. Ni grillos, ni ranas, ni otorongos. Hasta el búho ha apagado sus ojos en la oscuridad. La "Runa Mula" galopa persiguiendo a la luna que huye a occidente para no presenciar tan pecaminoso acto.
Los relinchos de la "Runa Mula" rasgan la noche. Cuando cae por tierra exhausta de tan loca carrera, el jinete la sodomiza con el trinche y la frustra. Las estrellas tiritan la orgía de la metamorfosis. La luna pálida de presenciar tanto desenfreno corre presurosa a esconderse detrás de las colinas boscosas. Al alba el sol al llegar del oriente no encuentra ni rastros de lo consumado. La mujer se despierta en su hamaca: desnuda, las ropas rasgadas, agotada, con el cuerpo lleno de hematomas, sin ninguna explicación lógica a su malestar.
Según la Leyenda las mujeres adúlteras, o que han cometido incesto o tenido relaciones sexuales con el cura o el compadre, se convierten en "Runa Mula" a la media noche de cada luna llena y galopan por la selva con su diabólico jinete para expiar sus pecados.
Adaptado y Recreado por Jíbaro
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