En el fondo de la selva, en las partes más inaccesibles y pantanosas vive la Sacha Mama (Madre de la Selva), serpiente gigantesca de varios metros de diámetro y algunos decenas de metros de largo, en sus dos hambrientas cabezas, los ojos ejercen una especie de hipnosis para animales y personas que entren en el campo "magnético" dejándose atrapar, triturar y engullir fácilmente y una poderosa cola con la cual derriba los arboles del entorno hasta formar su madriguera de algunos cientos de metros de largo, cuyos extremos son difíciles de distinguir.
Debido a su gran tamaño se habitúa a una vida casi sedentaria de movimientos imperceptibles para el ojo humano y el de los animales que son incapaces de percatarse de su presencia. Con el pasar de los años sobre su cuerpo que asemeja un viejo árbol caído, crecen los musgos. líquenes, hierbas, arbustos y lianas.
Cada setenta años baja por los ríos hacia el mar, donde vive la otra serpiente, la Yacu Mama o madre de las aguas y allí desova y regresa. Ciclo que se renueva siempre, desde épocas inmemorables. Mientras la serpiente pasa todo es silencio mortal porque hipnotiza con los ojos y devora lo que encuentra a su paso.
Debido a su gran tamaño se habitúa a una vida casi sedentaria de movimientos imperceptibles para el ojo humano y el de los animales que son incapaces de percatarse de su presencia. Con el pasar de los años sobre su cuerpo que asemeja un viejo árbol caído, crecen los musgos. líquenes, hierbas, arbustos y lianas.
Cada setenta años baja por los ríos hacia el mar, donde vive la otra serpiente, la Yacu Mama o madre de las aguas y allí desova y regresa. Ciclo que se renueva siempre, desde épocas inmemorables. Mientras la serpiente pasa todo es silencio mortal porque hipnotiza con los ojos y devora lo que encuentra a su paso.
Adaptado y recreado por Jíbaro
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